Por el Dr. Luis Maria Llaneza
Esta violencia
contra la mujer es ejercida, aunque parezca extraño, por todo el personal de la
salud que le toque intervenir sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de
la mujer paciente y lo haga mediante un trato humillante y deshumanizado, con
abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad
con la Ley 25.929.
Otra clara definición: La violencia
obstétrica es el abuso físico, sexual y verbal, la intimidación, la
coacción, la humillación y agresión que se produce durante el trabajo de parto
y al momento de dar a luz la mujer, por personal médico, enfermeras y parteras.
En resumen, la violencia obstétrica es cualquier momento en que una persona
en trabajo de parto o nacimiento experimenta maltrato o
falta de respeto a sus derechos, incluido el ser forzado a someterse a
procedimientos en contra de su voluntad, a manos del personal médico. La
violencia obstétrica ocurre en un amplio espectro e incluye lo siguiente:
Exámenes vaginales sin consentimiento.
Cirugía cesárea forzada.
Fuerza física para evitar el nacimiento
mientras espera que el médico llegue.
Restricción física durante el parto.
Comentarios sexuales o agresión sexual durante exámenes o procedimientos.
Intimidación en procedimientos, como
inducción, episiotomía o cesárea, sin motivo médico.
Cuando se ignoran o se niegan por
la fuerza estos derechos en el parto, se trata de violencia obstétrica, y es
ilegal. Actualmente, el proceso para denunciar este tipo de maltrato no siempre
es sencillo o simple. La mujer afectada puede comenzar por comunicarse con la
oficina administrativa de su hospital para presentar una queja formal.
Además de buscar justicia por los malos tratos durante el parto, aquellos que
han experimentado violencia obstétrica también deben lidiar con la curación
del trauma desde su nacimiento. La curación y recuperación de un
parto traumático es una pieza fundamental de su salud y
bienestar a corto y largo plazo.
Para Ibone Olza, psiquiatra infantil y
perinatal, los profesionales de obstetricia durante la atención al parto
ejercen la denominada “violencia sanitaria”, considerando esta práctica
profesional como un acto deshumanizado. Durante la atención al embarazo y al
parto, se da una relación en la que se niegan determinados derechos
fundamentales a la parturienta. No existe la propuesta de alternativas, la
adecuada información o la toma de decisiones conjuntas en lo relacionado con
las técnicas diagnósticas realizadas, los fármacos utilizados durante el
proceso de parto o los posibles efectos adversos derivados de las actuaciones
médicas. En varias ocasiones, no se les proporciona toda la información que se
debería, hecho que permite actuar con total potestad a los profesionales
sanitarios sin tener en cuenta que lo que realmente importa es alcanzar el
máximo bienestar de la gestante, en todas sus dimensiones. Durante la atención
al parto, también es común la realización de ciertas técnicas que parecen
innecesarias o injustificadas desde el punto de vista médico, que no respetan
la singularidad de cada proceso y de las cuales podrían derivarse numerosas
complicaciones. Según éste modelo, éstas actuaciones médicas están consideradas
propias de un tipo de violencia denominado “violencia obstétrica”. Es decir, se
puede afirmar que este tipo de violencia es el resultado de la aplicación de
dicho modelo sanitario conocido como biomédico. Sin embargo, ¿qué se entiende
por violencia obstétrica? Este concepto podría definirse como un tipo de
violencia llevada a cabo por los profesionales sanitarios sobre el cuerpo y los
procesos reproductivos de las mujeres.
En Venezuela se define como “La
apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por prestadores
de salud, que se expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en un abuso de
medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo
pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y
sexualidad impactando negativamente en la calidad de vida de las
mujeres". “Se considerarán actos
constitutivos de violencia obstétrica los ejecutados por el personal de salud,
consistentes en: No atender oportuna y eficazmente las emergencias obstétricas.
Obligar a la mujer a parir en posición supina y con las piernas levantadas,
existiendo los medios necesarios para la realización del parto vertical.
Obstaculizar el apego precoz del niño o niña con su madre sin causa médica
justificada, negándole la posibilidad de cargarlo o cargarla y amamantarlo o
amamantarla inmediatamente al nacer. Alterar el proceso natural del parto de
bajo riesgo, mediante el uso de técnicas de aceleración, sin obtener el
consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer. Practicar el parto
por vía de cesárea, existiendo condiciones para el parto natural, sin obtener
el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer".
La violencia obstétrica puede afectar a la
mujer y a su hijo durante el embarazo, el parto e incluso el post parto. Se
manifiesta mediante prácticas, conductas, acciones u omisiones, sobre la mujer
y el recién nacido, realizada por los profesionales de la salud que de manera
directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, afectan el
cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres. Como nunca está de más la
información acerca de los derechos, como en este caso, que gozan las mujeres
ahora me voy a ocupar de la Ley de Parto Humanizado expresando que reconoce tu derecho a:
·
Ser informada sobre las distintas intervenciones
médicas que pudieren tener lugar, para que puedas optar libremente cuando
existieren diferentes alternativas.
·
Ser tratada con respeto, garantizando tu intimidad
y teniendo en consideración tus pautas culturales y necesidades.
·
Ser considerada como persona sana, de modo que se
facilite tu participación como protagonista de tu propio parto.
·
Un parto natural, donde se eviten las prácticas
invasivas y el suministro de medicación que no estén justificados por tu estado
de salud o el de tu bebé.
·
Ser informada sobre la evolución de su parto, el
estado de salud de tu bebé y a ser partícipe de las diferentes actuaciones de
los profesionales.
·
Elegir una persona de su confianza para que te
acompañe durante el trabajo de parto, parto y postparto.
·
Tener a tu lado a tu hijo o hija durante la
permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no
requiera de cuidados especiales.
Esta violencia
tiene extremos muy complicados por lo que debería ser doblemente custodiada en
atención a que en el momento en que se realiza la mujer se encuentra por dar a
luz y, por ende, muy vulnerable pero no por eso pierde el dominio de su cuerpo
razón por la cual debe ser consultada de todos y cada uno de los procedimiento
médicos que se le van a realizar a ella y a su bebe salvo excepción de que se
produzca una urgencia tal que ponga en riesgo su vida o la de su bebe y que el
médico deba tomar decisiones urgentes que no le permitan informar lo cual debe
hacerse después del parto cuando vuelve la tranquilidad. Pero a pesar de la
importancia de este tipo de violencia no se la tiene muy presente (por ejemplo
prácticas
injustificadas como la inmovilización durante el trabajo de parto, la rotura
sistemática de bolsa, las cesáreas innecesarias o las episiotomías por defecto
) y siempre será
olvidada por el éxito de la gestión.
Para quien no lo sepa, la episiotomía es un
procedimiento quirúrgico que comprende el corte del perineo (piel y músculos
entre la vagina y el ano) durante el trabajo de parto para agrandar el canal
vaginal. Lorena Moncholí (es una de las
pocas abogadas que se han especializado en España en derecho de la
maternidad) asegura que esta
“mutilación vaginal” se aplica en el 52% de los casos en los hospitales
públicos españoles, a más de 150.000 mujeres al año, y que muchas veces ni
siquiera se comunica a las parturientas. “Luego descubres que se acorta la
distancia vaginal, que tiene afección sobre tu vida y tu salud sexual con tu
pareja”. La oxitocina sintética, según Moncholí, genera sufrimiento fetal y
en casos extremos puede provocar la muerte del feto o de la madre. Es habitual
también el empleo de amniotomías (rotura artificial de las membranas), las
cesáreas innecesarias u “obligar a la mujer a parir en posición supina y con
las piernas levantadas”, frente al parto vertical que defienden esta abogada y
asociaciones como El Parto es Nuestro. La llamada maniobra de Kristeller
(empujar con puños y codos desde la parte superior de la barriga para facilitar
la salida) es otra forma de violencia obstétrica para estos colectivos de
mujeres. Se sigue empleando en algunos hospitales, pese a sus riesgos para la
salud del bebé y de la madre. Uso de fórceps, exceso de tactos vaginales,
número de ecografías por encima de lo estrictamente necesario… “Hay una
cantidad de violencia obstétrica que está pegada en las paredes de nuestros
hospitales públicos como si fueran chapapote. Y nadie parece enterarse salvo
madres y bebés”, denuncia Moncholí, que no duda en calificar de “ginesaurios” a
muchos profesionales de la ginecología. (Violencia obstétrica, la última
batalla feminista: "Nos cortan vaginas sin permiso” Autor Víctor Romero. Diario el confidencial, valencia españa 26/09/2017
https://www.elconfidencial.com/espana/comunidad-valenciana/2017-09-26/violencia-obstetrica-feminismo-episiotomias-vaginas-parto-embarazo_1445845/)
Considero necesario aclarar que este problema
y el de otras violencias tendrán un principio de solución cuando se den cuenta
que más que violencia obstétrica, en
este caso, esto se trata de una forma de violación a los derechos humanos y reproductivos
de las mujeres y encararlos jurídicamente desde ese concepto. Todos los que nos
ocupamos del tema sabemos que esta problemática se genera en el ámbito de la
atención del embarazo, parto y puerperio en los servicios de salud —públicos y
privados—y en ella confluyen la violencia institucional y la de género. Durante
la atención del parto, este tipo de violencia contra las mujeres comprende
regaños, burlas, ironías, insultos, amenazas, humillaciones, manipulación de la
información y negación del tratamiento. Interviene también la discriminación de
servicios, como: —Negación de la asistencia oportuna —Aplazamiento de la
atención médica urgente —Indiferencia frente a sus solicitudes o reclamos —No
consultar o informar a las pacientes sobre las decisiones que se van tomando en
el curso del trabajo de parto —Utilizarlas como recurso didáctico sin ningún
respeto a su dignidad humana —El manejo del dolor durante el trabajo de parto
como castigo —La coacción para obtener su "consentimiento" de
realizar otros procedimientos quirúrgicos (cesárea, ligadura de trompas-OTB,
colocación de un DIU, esterilización) —Se considera un extremo de la violencia
obstétrica los casos que revelan estrategias abusivas, como obtener la
autorización para esterilizar a la paciente durante el trabajo de parto. (http://www.milenio.com/tendencias/callate-y-puja-que-es-la-violencia-obstetrica). Con el caso que resumiré a continuación se
demuestra la tortura sufrida por lo padres que hacen de este caso un caso de
violación de derechos humanos más que de violencia obstétrica: “…"Las
episiotomías y las cesáreas innecesarias son síntomas de una sociedad que sufre
de machismo, misoginia y patriarcado”, asegura Jesusa Ricoy, fundadora del
movimiento contra la violencia obstétrica The Roses Revolution Movement. “Las
mujeres hemos sido adoctrinadas para entender que el parto es así. Es decir, se
nos educa para aguantar: nuestro cuerpo es secundario, no se puede hablar de él
porque se considera algo sucio y, si sufrimos secuelas de un corte en la vulva,
se presupone que no tenemos por qué disfrutar del sexo como el hombre”. Ricoy,
madre de dos hijos y una hija, trabaja como profesora de educación perinatal en
Londres. Aunque considera que las cesáreas son “un gran problema que
muestra la falta de capacidad de decisión sobre nuestros cuerpos”, en el Reino
Unido se ha encontrado con una paradójica situación: hay hospitales, asegura,
que se niegan a practicarlas si lo desea sólo la madre. “Es fascinante que el
mismo sistema que nos ha machacado con las cesáreas nos diga ahora que no son
buenas, negando la libertad de elección de la mujer, que es lo realmente importante”.
Nos mandaron a esperar al obstetra a la
maternidad, en el quinto piso. Nos dejaron solos esperándolo en una sala llena
de mujeres con panzas enormes, familiares que llegaban con regalos y flores,
abuelos felices. Se oían los llantos de los recién nacidos", cuenta. El
obstetra les dijo que se trataba de una muerte perinatal (así se llama a la
muerte posterior a la semana 20 de embarazo) y que solo la autopsia, en caso de
que quisieran hacerla, podía decir qué había pasado. "Unas horas después
me internaron y me dijeron que me iban a inducir el parto. Que era mejor un
parto natural así podía tener otro hijo rápido y, además, evitaba que me
quedara una cicatriz. Yo les decía que no estaba en condiciones psicológicas de
tener un parto natural, que no podía parir así, que por favor me hicieran una
cesárea. Me dejaron 9 horas internada en la maternidad con Ciro muerto en la
panza. Cuando pregunté por qué tardaban tanto me dijeron que lo mío no era una
urgencia". Dice Johanna que fue la llegada a la clínica de una amiga de
ella, abogada, lo que aceleró el proceso. "Me hicieron una cesárea y me
preguntaron si quería verlo. Les dije que no, no podía. Cuando terminó la
cesárea, en vez de llevarme a una sala común me volvieron a llevar a la
maternidad. Me acuerdo que iba en la camilla, dopada, y veía los carteles con
los nombres de los recién nacidos colgando de las puertas. Adentro de mi
habitación había dos carteles: uno decía: "señora mamá, si va al baño no
deje a su bebé solo', el otro decía: 'señora mamá, dele de amamantar a su
bebé... Pedimos que nos asistiera un psicólogo y mandaron uno recién a las 72
horas. Después mandaron a otra, le tuve que contar todo de nuevo
(revictimización)..” (Por Gisele Sousa Dias 9 de agosto de 2017 “Violencia
obstétrica: Me dejaron 9 horas con mi bebé muerto en la panza y rodeada de
recién nacidos” para Infobae).
Muy buena tapa muchos exitos
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