Por el
Dr. Luis María Llaneza
En este trabajo, que después de mucho tiempo escribo directamente en una
computadora portátil prestada, voy a tratar de abordar el tema que tanto
preocupa a la mayoría de los argentinos cual es el de la inseguridad partiendo
de la base que en nuestro querido País no están dadas las condiciones para que
sea justamente “SEGURO”. Por supuesto no pretendo hacer una obra técnica ni
intelectual solo voy a tratar de volcar en estas hojas lo que siento al mirar a
esta sociedad sin escribir ninguna mala palabra ni manchar las hojas con alguna
lágrima traicionera. Tengo presente que para algunos esto será una mediocridad total para lo cual
los invito a que me lo hagan saber y me escriban sus pareceres que seguramente
formaran parte de algún otro trabajo.
En un primer paso voy a buscar el significado de la palabra seguridad en un
diccionario para lo cual voy a echar mano a uno de RAMÓN GARCIA-PELAYO Y
GROSS editado en 1988 por la Policía
Federal que, por esas cosas misteriosas
que tiene la vida llego a mis manos, en su página 933 la define como: “...confianza,
tranquilidad de una persona procedente de la idea de que no hay ningún peligro
que temer...de seguridad, ramo de la administración pública que vela por la
tranquilidad de los ciudadanos...”.
Tal vez en el simple análisis de la definición transcripta encontremos una
primera respuesta al problema planteado en torno de la seguridad ya que con
absoluta autoridad puedo afirmar que no existe en casi ninguno de los
habitantes la confianza sobre la inexistencia de peligro en atención a que los
que transitamos a diario las calles tanto de la capital como de la provincia
vemos o nos enteramos de mil hechos desgraciados que tienen como víctimas a
simple transeúntes. Pero, también sería la más fácil y no valdría la pena
escribir este artículo ya que no agregaría nada a la solución buscada por eso
unas de las finalidades del presente es bucear en la realidad y encontrar las
causas de la tan mentada inseguridad.
Con la finalidad expuesta voy a decir que a primera vista se observa un
preocupante descontrol social cuya manifestación principal se corporiza en el
crecimiento del delito, en el aumento de la pobreza y principalmente en la
falta de políticas adecuadas para afrontar las nuevas realidades que se suceden
día a día. Este descontrol se fue gestando desde hace mucho tiempo y antes que
uno tuviera uso de razón por lo que no es patrimonio de los contemporáneos sino
también de los históricos. Como muchos de mis lectores alguna vez habrán
escuchado pobres existieron siempre con la única diferencia que la pobreza
histórica era patrimonio de quién buscaba una vida sin mayores sobresaltos y
sin sacrificio lo cual se traslucía en
la falta de intención para el trabajo por lo que quién trabajaba y se
sacrificaba hacía la gran diferencia no sé si en parámetros de felicidad pero
si en parámetros económicos, esto último lo pueden comprobar todos aquellos que
algún día heredaron la casa de sus padres o abuelos inmigrantes que la pudieron
conseguir con el “sudor de su frente”. En este descontrol ocupa un lugar
preponderante la falta de oportunidades para quien se decide a copiar la gesta
de los inmigrantes y gasta su capacidad
de esfuerzo para solo sobrevivir sin
esperanzas en el porvenir y con el único futuro de seguir trabajando a destajo
para simplemente sobrevivir. Al lado de esta creciente falta de oportunidad
paralelamente crece una clase social que se enriquece del trabajo y de los
bienes ajenos sin tener merecimiento alguno y comercian con la necesidad o la
ignorancia ajena sin importarles el prójimo y son los señores de esta nueva
decadente Argentina. Si uno busca los orígenes de estas riquezas seguramente
los encontrará en algún favor político, policial etc. pero con el único
denominador común de no pagar impuestos y gozar de todas las ventajas
existentes para no hacerlo; un ejemplo claro de lo que aquí expongo son los que
comercian artículos robados a precios irrisorios y hacen todo tipo de
transacciones en grandes negocios a la calle que todo el mundo sabe cual es la
calle con zona liberada, por la que diariamente caminan los
que llevan sus bolsitos con artículos ajenos para reducir y que positivamente
serán reducidos y exhibidos en orgullosas vidrieras, pero la policía y la
AFIP nunca llegan a ese lugar para requisar solo van a buscar el diezmo que los
ayude para hacer la vista gorda. Lo más lamentable de esta situación es que al
llegar la hora de opinar sobre la situación social piden a gritos mano dura
para los negros ladrones que pululan por ahí y hasta hace cinco minutos les
estaban vendiendo el producido de su trabajo.
Otro factor importante en esta lamentable situación social es la
indiferencia del poder político que hace oídos sordos ante los reclamos
sociales mientras innumerables personas comen de lo que encuentran en los
tachos de basura y hay miles de chicos prostituyéndose por una moneda, que
lástima porque el día de la votación les tuvieron fe. Esta indiferencia
disimulada en todos los discursos oficiales hace que ningún gobierno sea
legítimo ya que no es el gobierno de la sociedad sino el gobierno de sus propios intereses y
de los de la camarilla que los rodea, ojo! téngase presente que no hablo de
partidos políticos sino de clase política.
También es llamativamente importante la falta de respuesta en el ámbito
legislativo donde solo se votan las leyes que son exigidas por poderes
superiores y no aquellas que son necesarias para reordenar este descalabro
social. Un ejemplo claro sucede en este preocupante presente donde sé esta
estudiando la reforma impositiva para ver como aumentar la recaudación pero no
existen leyes que hagan a la celeridad y cumplimiento de los planes sociales o,
que es lo mismo, a mejorar la situación económica de quienes menos tienen y
cuyos ingresos ya no les alcanza para procurarse lo mínimo indispensable.
Un capítulo importante dentro de este descalabro social es el factor
económico ya que todo tiende a perjudicar el poder adquisitivo y, por ende, a
llenar de necesidades diariamente a quienes transitamos este cruel momento. La
gente se llena de privaciones ya que en este momento la elección no es un
modelo u otro sino comprar el diario o comer, todos son sacrificios y ningún
gusto lo cual aumenta aún más esa sensación de BASTA YA! . Pero, todo este movimiento negativo se
traduce en el cierre masivo de comercios por falta de ventas y, por lógica, una
nueva ola de desocupados que vagan por la calle buscando la oportunidad o
alguna changa para vivir lo cual es más que catastrófico. En este punto también debe hacerse referencia
al acoso por parte de la legislación impositiva que carece de asidero en la
realidad económica de este País donde los únicos que se salvan son los grandes
evasores que siempre encuentran el mecanismo necesario para continuar evadiendo
mientras los pequeños contribuyentes son cazados y salvajemente castigados
dejándolos al borde de la quiebra. Entonces cierro los ojos y pienso :“será
posible que nadie en el gobierno se dé cuenta cual es la realidad tributaria en
este País? y tristemente me contesto que si bien seguro se dan cuenta intereses
superiores no los dejan reaccionar y se vuelven a esconder en sus caparazones
de lujo”. Acá la verdad es una sola, la evasión se produce porque los impuestos
no van acordes con la realidad económica y, por ende, la solución no es
aumentar la presión tributaria sino, muy por el contrario, adecuar la masa de
impuestos a esta realidad y de esa forma se podrá alcanzar el tan necesario
aumento en la recaudación sin perjudicar al contribuyente que ahora debe
decidir si cumplir o, a la larga, cerrar su negocio comercial o profesional. Si
queremos ver más allá de los simples datos que se difunden a diario podemos
revelar que se trata de un plan sistemático de apropiación organizado por algún
grupo de poderosos, propios y ajenos al país,
que tienen conciencia de que al destruir a la economía de un país se
destruye todo el movimiento comercial del mismo haciéndole perder presencia en
el mundo para facilitar, de esa manera, la apropiación total del mismo. Esta
falta de un plan económico adecuado a las necesidades de esta sociedad nos
conduce como por un tubo al hambre y a su peor consecuencia: la desnutrición.
El hambre o el no poder comer, más allá de ser un delito imputable al estado
por su obligación de aportar lo necesario para la subsistencia o la posibilidad de procurárselo uno mismo, no solo debilita
el cuerpo sino también la moral y el espíritu lo cual nos deja sin posibilidad
alguna de recuperación todo ello sumado a que todos los días se muere un chico
por desnutrición. La desnutrición infantil es la peor de las señales de que una
sociedad sé esta muriendo de a poco pues si sus generaciones futuras crecen
inmersas en este panorama poco se puede esperar de ellas lo cual es un paso
firme para ser la comida del banquete de los buitres. Siguiendo esta línea es fácil
advertir que si se carece de alimento es muy difícil rendir en el trabajo, los
que lo tengan, en la familia o en el sexo o en la amistad o en el estudio etc.
lo que genera una violencia no querida pero si provocada. El hambre siempre fue
una de las armas preferidas de los poderosos porque en algunos casos es letal y
en otros convierte al hombre en autómatas fáciles de conquistar.
Como colofón de todo lo expuesto hasta aquí podemos observar que el común
denominador de estos últimos tiempos es
la perdida progresiva y cada vez más alarmante de puestos de trabajo, la
desaparición a la fuerza por parte de los capitales extranjeros de la
producción nacional y el nacimiento de una nueva clase social cual es los
excluidos, de los cuales nos ocuparemos a lo largo de este trabajo.
Ahora le toca el turno a otro de los grandes problemas sociales cual es la
educación y acá podemos decir que en este punto confluyen varios de los
problemas tratados más arriba. Maestros mal pagos, alumnos con hambre, libros
que no se pueden comprar, muchos paros y protestas y, por consiguiente un
fuerte deterioro que lo único que hace es presagiar un futuro con menos cultura
y más resentimiento. En este momento me acuerdo de que hace algunos días atrás
escuche que se había realizado una prueba piloto a modo de comprobar en que
nivel se encontraba la educación en nuestro País y realmente fue desastroso el
resultado y los caídos del catre de siempre se preguntaban a que se debía tal
circunstancia pues bien se los explique al comenzar este párrafo por lo que la
conclusión debería ser que la solución no es parcial para cada sector del
problema por separado sino, muy por el contrario, debe ser total interactuando
en todos los sectores a la vez porque un problema es consecuencia de otro y no
sirve de nada solucionar un solo sector si los otros sectores siguen con
problemas porque a la larga arrastrarán al sector solucionado causando un nuevo
problema pero esta vez agudizado y más difícil de solucionar. No es nada nuevo
que si un alumno asiste al colegio sin desayunar su rendimiento nunca podrá ser
el esperado por los educadores como así tampoco si dicho alumno la única vez
que come es cuando va al colegio porque no sabe lo que es una cena caliente
cuando arrecian las bajas temperaturas pero también es cierto que si un maestro
o profesor va a enseñar habiendo cobrado un sueldo que no le alcanza para hacer
frente a las necesidades mínimas de su familia y ni hablar de no haber cobrado
el sueldo desde hace meses no podrá
tener la dedicación necesaria ni poner la atención necesaria para
transmitir como se debe sus conocimientos porque convengamos podrá llevar la
docencia en el alma pero las condiciones negativas que lo rodean impedirán un
acabado ejercicio del magisterio. Pero,
si queremos ahondar aún más en este problema podemos inferir que se trata lisa
y llanamente de la segunda fase del plan sistemático, antes mencionado, de
algún grupo de poderosos dirigido a
destruir uno de los pilares más importantes del País con la única finalidad de
apropiarse del mismo.
Recapitulando hasta ahora tenemos caos social, destrucción de la economía y
de la educación tocándole el turno a la
salud. Respecto de tema la problemática
es más evidente ya que solo debemos concurrir a la guardia de cualquier
hospital público y observaremos que no hay en existencia los elementos de
primera necesidad que aseguren una funcionalidad mínima y discreta además de
estar atestada de gente que por no tener trabajo no tiene obra social o que por
dicha razón o por su escueto sueldo no puede acceder a un sistema prepago de
salud. Pero peor es si tenemos que pedir hora para recibir atención de algún
especialista ya que la conseguiremos para dos o tres meses después cuando tal
vez el problema se agrave y tengamos que concurrir a la guardia para una
atención de urgencia. Como bien podemos deducir, mis lectores y yo, esto ya no
se trata de una crisis en el sistema de salud como pretenden hacernos creer
sino se trata del principio del fin, de la desaparición del sistema público de
salud. Con relación a este tema no debemos olvidarnos que alguna vez Haddad en
su revista La Primera sostuvo que la situación de los hospitales se debía a que
había aumentado la concurrencia como consecuencia de nuestra política
inmigratoria ya que al mismo concurrían peruanos, bolivianos, paraguayos etc.
haciendo gala de una xenofobia sin límites, cosa que de este personaje no nos
debe sorprender. Ahora bien, un pueblo
sin salud, sin medicamentos, sin vacunas y sin posibilidad de concurrir a la
medicina privada esta indefenso ante cualquier epidemia y si a ello le
agregamos un alto grado de desnutrición podemos ver que poco a poco tiende a
desaparecer o a quedar diezmado a merced del primer conquistador adelantado. No
quiero pecar de reiterativo pero destruir la salud es un paso importante para
la invasión.
Ya en el tema seguridad propiamente
dicho debemos observar que el mensaje que llega a la sociedad es que el delito
crece por culpa del delincuente y que lo único que se justifica es la política
de mano dura y encontramos respuestas de la gente que rayan con la atrocidad como la semana pasada que en el
noticiero de la mañana de Canal 26 conducido por Rial dos señoras llamaron
diciendo una de ellas que es urgente que se instaure la pena de muerte y otra
que a los delincuentes hay que llevarlos a
trabajar hasta que se mueran sin posibilidad de libertad alguna. Nada
justifica lo solicitado por estas dos mujeres si bien es cierto que la
violencia crece diariamente pero debemos buscar cuales son los motivos de ese
crecimiento desmedido y créanme que
distan mucho de la culpa del
delincuente. En primer lugar la falta de trabajo es insostenible ya que los
índices de desocupación (causa) crecen más que los de la delincuencia (efecto)
ya que no solo alcanzan a los más humildes sino que ahora hay una infinidad de
profesionales desocupados. Esta falta de trabajo y el largo peregrinar para
conseguir uno hacen que se produzca un clima de violencia en respuesta a
la agresión que significa carecer de las
herramientas necesarias para conseguir el sustento de su familia, vaya a saber
uno cuantas frustraciones significa para cada uno de los desocupados estar en
esa condición. En segundo lugar la falta de educación ya que al entrar un
único y magro sueldo a la casa y tener
una familia tipo es muy difícil que los padres puedan ocuparse de sus hijos en
la medida que deberían hacerlo quedando los chicos en la calle a merced de
cualquier persona sin escrúpulos que los prepare para beneficio propio. Por
otra parte esta escasez económica en algunos casos hace prohibitivo concurrir a
la escuela a recibir una educación, como la que tuvimos la suerte de tener la
mayoría de nosotros, ya que ni zapatillas le pueden comprar a sus hijos y, por
supuesto, menos útiles escolares.
Si unimos todo lo aquí comentado
podemos inferir con un uso primario de nuestra inteligencia que el
delito no es tanto culpa del delincuente y que en la mayoría de los casos el
delincuente también es una víctima. En tercer lugar, la faz económica es muy importante ya que en
algunos casos tantas carencias en tantos
aspectos de la vida hacen que la única forma de procurarse algo sea justamente
delinquiendo o dicho de otro modo
apropiándose de lo ajeno. Es en este punto donde el estado se separa de la
sociedad dictando normas que hacen al futuro de los poderosos olvidándose del
90% restante que solo se ven compelidos a cumplir dichas normas para beneficio
ajeno y perjuicio propio. Acá juega un rol importantísimo un tema a que ya he
hecho referencia más arriba y es el hambre porque sin lugar a dudas toda la
política económica dispuesta por este estado separado de la sociedad justamente
lo único que logra es instaurar el hambre de la mayoría en beneficio de la
riqueza de la minoría.
Es aquí donde debo advertir que sé esta produciendo una paradoja de difícil
comprensión el mismo pueblo víctima del hambre esta criminalizando la pobreza y
es a consecuencia del mensaje del estado que se transmite con ese propósito:
que se produzca la lucha del pobre contra el pobre ya que de esa manera se
oculta la raíz del verdadero problema. Por supuesto que siempre en esta ola de
delitos van a existir más víctimas entre los pobres que entre los ricos por la
sencilla razón que lamentablemente son más los pobres que los ricos. Pero
detengámonos un poco en este tema y pensemos quien maneja la industria del
delito y si son verdaderamente los delincuentes quienes provocan este
crecimiento del delito. Si bien podemos pensar que el único que se favorece con
el producido del delito es justamente el delincuente veremos a poco que
analicemos profundamente esta aseveración veremos que no es así porque detrás
del que roba hay toda una industria que se aprovecha del botín conseguido. En
primer lugar existen los reducidores que como ya exprese más arriba hasta tienen
una calle de varias cuadras con negocios a la vista y llamativas vidrieras. En
segundo lugar el policía infiel que cobra un porcentaje del producido diario a
cambio de liberar la zona o de no correr al auxilio de la víctima del delito y
llegar siempre tarde cuando el hecho ya esta consumado y los posibles culpables
fugados a pie y con el botín a cuestas. En tercer lugar los vendedores de armas
ilegales con numeración raspada que proveen a los llamados delincuentes del
arma necesaria para el trabajo. En cuarto lugar quienes instigan al delito
porque les conviene el caos para sacar réditos políticos. Como vemos,
nuevamente, no son siempre los delincuentes los que cometen del delito sino
simplemente son el instrumento de algunos “decentes” que se aprovechan de su
estado de necesidad ya sea económico o
intelectual. Ayer escuchando un informativo por la radio me entere que al
intendente de Quilmes lo encontraron en un centro turístico manejando una 4x4
con el motor limado pero este echo por demás condenable no ocupo la primera
plana de los diarios porque la misma siempre esta ocupada con el crecimiento de
la ola de delitos en el conurbano bonaerense y se refieren casi siempre a los
mismos olvidados que son empujados al delito.
Pero, la respuesta del estado a este gravísimo problema no es la esperada
pero si la lógica conforme al devenir de los tiempos cual es la de ejercer un
control represivo desmedido sobre esa gran masa de hambrientos que pululan por
nuestras calles en busca de una oportunidad.
Ahora bien, y siguiendo con este
tema debemos preguntarnos si quienes delinquen bajo estas condiciones, sin
comida ni medicamentos para su familia y desempleado, son libres de decidir o
si realmente dicho condicionamientos lo
empujan al delito. La respuesta es más que lógica ya que nadie que carezca de lo más mínimo indispensable para
vivir puede conservar su dignidad, el respeto a su vida y a la propiedad
privada por lo que es elemental que
tampoco respete lo ajeno por lo que esta conducta nunca puede responder
al libre albedrío de quien la lleve adelante. Lo cual hace que dicha
responsabilidad por el delito deba trasladarse a ese sector social que en
beneficio propio lo llevó a ese estado de necesidad permanente y lo dejó sin
esperanzas en pleno conocimiento de la imposibilidad eterna de acceder a un
mejor nivel de vida o, por lo menos, a sobrevivir. Pero ante esta realidad del
delito por pobreza crece en forma acelerada lo que se conoce como el delito de
cuello blanco. Este tipo de delito, que no es tenido en cuenta cuando se habla
de inseguridad, es el cometido por los
integrantes del poder, sus asesores y todos aquellos integrantes del capital
extranjero que participan en todas las negociaciones y que aportan a la materialización
del gran mal de este País: la corrupción. En este sentido cabe apreciar que
estos últimos delincuentes, los de cuello blanco, son los privilegiados y los
más peligrosos porque sus delitos causan muchísimo más perjuicios que todos los
delitos cometidos por aquellos que cometen delitos contra la propiedad y que
engrosan las estadísticas para decretar la inseguridad y que son solo aquellos
pobres empujados al delito por la indiferencia del poder o la conveniencia del
poder superior. Esta peligrosidad debe medirse en la cantidad de personas que
se encuentran perjudicadas y en la cantidad de dinero que implica dicho
perjuicio. Para evaluar lo dicho
precedentemente basta con observar que un hecho de corrupción perjudica a
millones de personas y tiene una entidad económica equivalente a millones de
dólares que son sacados de los presupuestos que deberían estar destinados a
mejorar la calidad de vida de todas aquellas personas que engrosan día a día la
nueva clase social de los excluidos. Pero a pesar de lo dicho esta clase de
delincuentes no encuentra bajo ningún punto de vista el rechazo social que
provoca el simple delincuente que, en la mayoría de los casos y como ya lo he
dicho antes, es impulsado al delito por la situación en que lo ha colocado un
Estado indiferente que cumple las órdenes del poder superior o sea de los
grandes capitales o países del primer mundo. En este punto es significativa la
conclusión del Dr. ELIAS NEUMAN en la
pág.39 de su libro “EL ESTADO PENAL Y LA PRISION-MUERTE”: “...A LOS CORRUPTOS MAS QUE EL CÓDIGO PENAL PARECE ALCANZARLOS UN CÓDIGO “PREMIAL”...” nada
más claro para materializar el trato dado a estos individuos cuya única
religión es la impunidad. Ahora bien siguiendo con esta línea de pensamiento
debo denunciar o, mejor dicho, advertir a mis pacientes y dedicados lectores
que gracias a una difusión dirigida en ese sentido pareciera que la única
fuente de la cual emana la violencia que se convierte en inseguridad sea la de
los delitos que cometen los excluidos, los pobres, los desocupados etc. que por
supuesto son condenados de antemano por la opinión pública influenciada por esa
propaganda tramposa del poder y que los otros delitos realizados con toda
intención y voluntad por esa clase privilegiada no generaran violencia alguna a
pesar de lo que ya explique en cuanto al alcance y magnitud de su perjuicio
pero, claro esta, debemos con toda la seriedad que el tema requiere si la violencia producida por los
excluidos no es una consecuencia lógica de la violencia producida por los
privilegiados de siempre; considerando este autor que la respuesta no puede ser
otra que SI ya que es una consecuencia lógica de todo ser humano que
soporta mil privaciones y es caratulado como delincuente por la propaganda
dirigida por los privilegiados con esa finalidad de encuadrarlos en el delito
mientras son estos los que lo violentan a diario llenándose los bolsillos
ilícitamente a costa de la miseria
sufrida por aquellos y en la que se
hallan cada vez más inmersos.
A menudo quienes hablan de inseguridad o de crecimiento desmedido de la
inseguridad lo hacen basándose simplemente en la violencia que generan los
hechos delictivos de todos los días. Los autores de estos hechos como si
estuvieran calcados unos con otros tienen siempre las mismas características
son humildes o demasiado humildes con un montón de carencias que fueron
heredadas del desorden social que les toco en le reparto al momento de venir al
mundo y del cual no son causantes y ni siquiera instigadores sino meros
espectadores para luego convertirse en seguras víctimas de los dueños del
desorden en cuestión. Pero quienes usan la vara rectora para separar a esta
gente del resto de la sociedad privilegiada se olvidan que esta gente es, sin
más, un producto perfecto moldeado por la exclusión social, el hambre, la
desocupación, la falta de oportunidades y la desaparición del futuro, siendo
estas las conquistas queridas y deseadas por esos privilegiados por orden del
poder supremo que manda desde el exterior. Otra vez voy a utilizar la claridad
conceptual del DR. ELIAS NEUMAN, para
echar un poco más de luz sobre este tema,
que en la pág. 48 de la obra mencionada más arriba expresa: “...Y NO ES QUE LOS POBRES SEAN LADRONES
(HABRÁ QUE INSISTIR UNA Y OTRA VEZ) POR UNA TARA GENÉTICA. EN TODO CASO, CABE
DECIR QUE SE HACEN LADRONES PORQUE SON POBRES...”. Es necesario tener
muy presente lo recién trascripto ya que
por una suerte de discriminación constante regada sobre la sociedad por las
agencias de información del poder hacen creer a la opinión pública que el hecho
de cometer algún delito se debe, lisa y llanamente, a una condición innata en
determinadas personas que casualmente son, como ya lo dijera, humildes o
demasiado humildes con la única finalidad de ocultar su autoría en las
condiciones de exclusión que sufren esos pobres.
Bueno, como podremos bien deducir a lo largo de este trabajo los
tristemente integrantes la nueva clase social que nació a la luz de los abusos
del capital, los excluidos, por su condición de tal carecen de todos los
derechos y garantías por lo que no pueden acceder a una alimentación digna, no
tienen sistema de salud que los ampare
de la enfermedad, no tienen trabajo, pierden poco a poco su dignidad y su
autoestima y, por lo tanto, se convierten en nuevos desaparecidos pero esta vez
en democracia. Son los muertos vivos, los que están pero no están los que
solamente son tenidos en cuenta para reprimir ya que su rechazo a la violencia
que les impone el sistema genera una rebeldía que en la mayoría de los casos se
exterioriza con algunas de las formas que adquiere la violencia.
Pero frente a los excluidos se yergue el estado policial que no encuentra
mejor forma de responder a la situación que se les plantea sino con represión
desmedida y con las armas. Pero lo curioso de este caso es que la gran mayoría
de integrantes del cuerpo policial viven o vivían en las mismas villas que los
ferozmente reprimidos y por lo tanto deberían comprender la razón de la
existencia de estas personas y que en realidad no son delincuentes sino pobres
con todas las letras. Aunque nos parezca extraño lo expresado, como todo lo que
sucede en este universo de cosas y sucesos, tiene una explicación, que aunque
nos cueste entender es el nudo gordiano de la cuestión, en épocas de la gobernación de Ruckauf y ante
el crecimiento de la pobreza y del delito ordeno a las fuerzas policiales la
aplicación de “mano dura” contra los
delincuentes para acabar de una vez por todas con el delito so pretexto de que
lo pedía la opinión pública. A partir de ese momento sucedieron hechos tan
alarmantes como el crecimiento del delito, ya no se apresaban a los
delincuentes sino lisa y llanamente se los fusilaba. El procedimiento es
conocido por todos: se fingía la existencia de un enfrentamiento se mataba al
delincuente y para darle una mayor
realidad a la escena se les plantaba un arma cerca de la mano o en la mano
misma para que las imágenes transmitidas por las cámaras de los noticieros o de
los fotógrafos de los diarios le dieran mayo realidad y dramatismo al teatro
montado por quien esta al servicio de la comunidad. Dicho de otro modo,
contrariando las convenciones y tratados de derechos humanos que tienen
jerarquía constitucional se instauró la pena de muerte encubierta bajo la
consigna de acabar con la inseguridad. Esto solo fue un deseo porque como de costumbre
el problema se lo ataco desde los efectos y no desde la causa. Los excluidos
siguieron siendo excluidos y el hambre y las privaciones siguieron siendo su
común denominador.
Como bien podremos observar en este estado de cosas la policía en
democracia vino a ocupar el lugar de los militares, en otras épocas no tan
lejanas, en esta reformulación del terrorismo de estado con la única diferencia
que los militares perseguían y exterminaban supuestos subversivos y los
policías exterminan pobres ya que cuanto menos haya menor será el índice de
pobreza y menos mala imagen que transmitiremos a los verdaderos dueños del
poder quienes pueden llegar a sacarnos el apoyo económico y sus inversiones si
hay muchos movimientos sociales reclamando un justo orden social.
También resulta curioso el apoyo que algunos ciudadanos le dan a esta
represión policial desmesurada e ilimitada sin advertir que mañana las víctimas
pueden ser ellos porque téngase bien presente que si tenemos una fuerza
policial que desconozca adrede los mandatos legales puede cometer desmanes
contra cualquier persona y no solo contra los excluidos a quien se mando a
exterminar. En este punto y en cuanto a violaciones a los derechos humanos y
descontrol policial resulta útil un caso sucedido hace poco tiempo y que me
vino a la memoria releyendo el libro
antes mencionado del Dr. Neuman que en
su página 116 relata: “...CHRISTIAN ROBLES, UN JOVEN DE 26 AÑOS DE
EDAD, DISEÑADOR GRÁFICO, FALLECIÓ EL 5 DE DICIEMBRE DE 1997 CON DIEZ BALAZOS EN
SU CUERPO. UN GRUPO DE POLICÍAS, EN EL BARRIO DE PARQUE PATRICIOS DE BUENOS
AIRES, PERSEGUÍAN A DOS SOSPECHOSOS QUE HABÍAN ROBADO EN UNA PIZZERÍA, UNO DE
LOS CUALES, DE 19 AÑOS, TAMBIEN FUE MUERTO. EL OTRO ESCAPO. MIENTRAS ROBLES SE
DESANGRABA EN LA VEREDA LLAMABA CON INSISTENCIA
“GOROSITO, GOROSITO”. UN POLICÍA LO ESCUCHO Y CORRIÓ HACIA SU COMPAÑERO.
“GOROSITO, EL CHORRO TE ESTA LLAMANDO”, LE AVISO. EL SARGENTO SE ACERCO
INDIGNADO. AUN TENIA LA PISTOLA EN LA MANO, POR LO QUE NO LE COSTO MARTILLARLA Y APOYARLA EN LA NUCA DEL JOVEN. “¿QUE ME
NOMBRAS HIJO DE PUTA?, GRITO. ENTONCES LE MIRO LA CARA Y SE DIO CUENTA: SU
BRIGADA ACABABA DE PEGARLE DIEZ TIROS AL HIJO DE OTRO SARGENTO DE LA POLICÍA
FEDERAL...”. Por supuesto en su
desesperación por cumplir la orden de matar y exterminar a determinada clase de gente habían matado al
hijo de un compañero que por otra parte era inocente. De más esta decir que si
no hubiera sido el hijo de otro policía este joven hubiera terminado con un
tiro en la nuca y presumiblemente con un arma en la mano como si se tratara de
un partícipe del enfrentamiento. La avidez por matar y la falta de respeto
hacia las leyes hacen que ese joven hijo de un policía pudiera haber sido otro
joven o el vecino o cualquiera que pasara por el lugar lo cual es una demostración
más de la falta de preparación policial y de la política represiva que se esta
llevando a cabo desde hace algún tiempo. Pero además este caso comentado y
muchos otros dan la muestra de que la policía no quiere detener al delincuente
y someterlo a la justicia sino, muy por
el contrario, lo quieren es matarlo porque ese es el fin último de la
tolerancia cero y de la mano dura la exterminación del que se considera
marginal que es una de las formas de acabar con el delito y del control social
de esa clase.
Pero este accionar policial no esta solo sino que se encuentra acompañado
por la aceptación de cierto sector de la sociedad que gracias a la propaganda
estatal dirigida al efecto poco a poco se va acostumbrando a que sucedan dichos
sucesos de violencia siempre y cuando no le toque a ellos porque recién en ese
momento se darán cuenta del error que están cometiendo al aceptar esta
violencia policial. Téngase muy en cuenta que nadie esta a salvo de ser la
próxima víctima porque de este modo la inseguridad se cura con inseguridad.
Este procedimiento llevado a cabo por el Estado para justificar esta mano
dura y tolerancia cero demuestra la incapacidad del mismo para enfrentar el
problema y dar como respuesta una política dirigida a manejar el delito hacia
la reiserción del delincuente y no con otro delito más grave como el
homicidio. Tampoco es azaroso que haya
un sector de la población a quien le llega la propaganda del estado y acepten
estos procedimientos arcaicos y rechazados por todos los que hacemos y vivimos
los derechos humanos. Acá lo que se hace es plantar el tema de la inseguridad
en todos los medios y en todas las oportunidades para que otros problemas más
importantes como por ejemplo los
económicos, los sociales y de salud pasen a un segundo término y sus soluciones
duerman el sueño de los justos. Una vez plantado este tema se insiste con el
miedo que provoca esta situación hasta el punto tal que se recomienda hasta
cambiar los hábitos de vida para protegerse del delito y, lo que otrora parecía
una secuencia de película de terror ahora es una realidad, se vive con el miedo
constante a ser víctima de ese delito que se promociona en cualquier momento.
Ahora bien, una vez instalado ese miedo en la sociedad la cosa es más fácil ya
que la gente apelara a cualquier metodología que le ofrezcan para volver a
recuperar la tranquilidad pero sin saber que esa tranquilidad se la sacaron
desde el poder para que no se de cuenta de lo que realmente pasa alrededor en
todos los aspectos de la vida que son regulados a gusto y piacere del gran
poder, de ese poder que nos gobierna desde las tinieblas y hace y deshace
nuestro futuro.
Por supuesto que poner en marcha este procedimiento es mucho más fácil y
menos complicado que poner en marcha las soluciones de fondo que hagan a los
problemas sociales que generan esta ola de violencia traducida en el delito.
Acá lo importante es que el ciudadano no perciba que esta economía de pocos, la
falta de trabajo, la falta de sistemas de salud, la exclusión y el hambre son
las verdaderas causas del delito ya que
generan esa rebelión necesaria de esa masa de excluidos para traducirse en
violencia. Por poco que prestemos atención a estos mensajes del estado nos
daremos cuenta que para la corrupción, por ejemplo, no hay mano dura ni
tolerancia cero y créanme que los delitos cometidos desde el poder no solo
generan mayores perjuicios económicos y a mas gente que los delitos comunes
sino que generan más violencia en esa gran clase social de olvidados de
siempre, de esos que nunca entran en las estadísticas cuando se va a pedir un
crédito al FMI o cuando se va a hacer el balance de la trayectoria de un
gobierno.
Otro caso que también puede ser de utilidad a este trabajo es lo sucedido
en la toma de rehenes de un banco ubicado en la ciudad de Ramallo donde dos de
ellos murieron y una resulto herida a causa del accionar policial que hizo caer
una lluvia de balas sobre el coche en que se trasladaban. Inmediatamente la
gente que seguía atentamente por televisión lo que sucedía sintió mucha lástima
por los rehenes muertos pero les echo la culpa a los delincuentes y no a
quienes habían sido sus verdaderos homicidas: el grupo de elite de la policía o
sea se considera la pérdida de vidas humanas como necesarias cuando actúa ala
policía y finalmente se acaba con el problema. Esta última conclusión forma
parte del miedo instaurado en la gente que se olvido que también habían muerto
dos delincuentes y uno de ellos en forma más que misteriosa colgado del
calabozo. Por supuesto que esta muerte, como todo lo que roza al actuar
policial, nunca se investigó a pesar de que era uno de los cabecillas del
asalto al banco y se suponía que era el que más custodiado debía de estar para
esclarecer el hecho pero tal vez su cercanía con dicha fuerza no le permitió seguir
viviendo.
Pero del hecho comentado lo más importante, más allá de las muertes, es la
aceptación que hace la gente de ese actuar policial influenciada por el miedo
que sienten a ser la próxima víctima y, como ya dijera más arriba, este miedo
no es propio sino es instaurado por la propaganda oficial con los fines antes
comentados.
Por supuesto que Uds. después de leer íntegramente este trabajo me
preguntarán cuál es la solución a este problema tan acusiante como lo es la
inseguridad y yo les podría responder con generalidades como por ejemplo
solucionar el problema económico y laboral a punto tal que todos puedan trabajar para poder
desarrollar una vida con futuro, solucionar el problema de salud para que todos
puedan acceder a un sistema de salud que les brinde la atención necesaria en el
momento indicado, solucionar el problema educacional para que todos puedan
acceder a recibir una educación adecuada y que este acorde con su vocación y
etc. pero seguro me dirán que estoy delirando porque la inseguridad es una cosa
y lo otro es otra cosa ya que son problemas estructurales que se vienen
arrastrando desde hace mucho tiempo y el fenómeno inseguridad recién aparece
ahora. Pero con la tozudez que me caracteriza les diré que no deliro sino que
tengo razón ya que Uds. no tienen presente que esas son las causas del delito porque están influenciados
todavía con la propaganda oficial que les quiere hacer aparecer al delito como
algo genético y no como lo que
verdaderamente es: el emergente de una situación provocada por la
exclusión de cierta franja de la población que como ya lo dijera antes son los
desaparecidos de siempre pero esta vez en democracia, lo que es más lamentable.
Pero si quieren saber como se crea un excluido de la sociedad es fácil agarran
un ser humano le sacan todo el alimento y la posibilidad de conseguirlo, hacen
que sus hijos se mueran de hambre a su alrededor sin poder hacer nada, no les
permiten educarse ni mucho menos gozar de atención médica en el momento
preciso, lo dejan tirado y aburrido en un costado de la habitación sin
poder trabajar y sin hacer ninguna
actividad que lo recree y hacen que vea como a su alrededor los privilegiados
de siempre tienen todo eso que le hace falta y mucho más pero con la plata y el
esfuerzo de él y con procedimientos nada claros y sin ningún trabajo verán como
en cuestión de minutos tienen una persona capaz de cualquier cosa si total ya
esta casi muerto y lo único que lo separa de la muerte definitiva es su
capacidad de oxigeno nada más y, como es lógico, todo lo demás será violento
como lo es también el actuar del corrupto pero con la única diferencia que la
violencia de aquel será siempre en respuesta a la violencia de este último pero
siempre este último puede hacer desaparecer u ocultar a aquel para que nunca se
sepa lo que verdaderamente hizo y quedar como el héroe de esta triste película.
En este momento y hecha la aclaración pertinente en el párrafo precedente y
una vez releído el presente trabajo yo les pregunto a Uds. ¿cuales creen que
son los factores que unidos o separados confluyen para la creación de lo que se
dio en llamar la inseguridad?. Bueno, como no me podrán contestar esta pregunta
hasta tanto yo no publique esta ocurrencia se deberán aguantar a que nuevamente
dé mi opinión respecto de este tema. Considero, como ya se abran dado cuenta, que tanto el delito
en sí mismo como el delincuente no son
causas genuinas que generen inseguridad sino, que más bien, son consecuencias
de otros factores mucho más importantes que son externos a estos conceptos y
que se manejan desde otras esferas de poder
que se encuentran muy lejos de los mismos. Estamos acudiendo a la
aparición, como necesaria e imprescindible, de la globalización que provoca el
agravamiento de muchos males que tiempos antes se encontraban en una intensidad
que podríamos calificar de leve y cuya entidad no era
suficiente para provocar el desequilibrio social que estamos padeciendo
con la creación de la nueva clase: los excluidos o los desaparecidos de la
democracia. En este sentido vemos que los beneficios de la economía son para
unos pocos por lo que la gran mayoría de gente no solo pierde, de a poco, su
poder adquisitivo sino que esta cambiando su nivel de vida dejando algunos
gustos por privaciones y viendo que
cada vez es menor el producido de su trabajo. Por otra parte cada vez
son menos los puestos de trabajo disminuyendo día a día las posibilidades de
conseguir alguna ocupación para procurarse su
sustento. Asimismo cada vez es menos la
gente que puede gozar de algún sistema de salud y cada vez son menos los
hospitales que pueden dar una atención
adecuada a todos los problemas de salud
que padecen quienes concurren con solo la plata para el viaje. La
educación cada vez es más restrictiva porque cada vez son menos quienes pueden
comprar útiles y ropa para que sus hijos
vayan a la escuela ni hablar de los jóvenes
que quieren asistir a la universidad y no consiguen trabajo o lo tienen y sus magros
sueldos apenas les alcanza para los viajes y algún apunte perdido. Con este
panorama es muy difícil que no se genere algún tipo de violencia que
generalmente viene como respuesta de los más humildes ante tanta miseria
que están padeciendo y ante la
posibilidad de que la disyuntiva sea o los delitos contra la propiedad o la
muerte. Pero lo que realmente genera inseguridad es en algunos casos la creciente corrupción en el poder donde
pocos se enriquecen sin esfuerzo y con el dinero que debería ir a los
presupuestos de cada área para palear esta crisis. Pero siendo la violencia de
los humildes una respuesta a la violencia diaria a los que los someten los
poderosos tal inseguridad como quiere plantearse no existe en realidad lo que pasa que para cierto sector del poder
es conveniente y necesario de que exista y como no existe la crean repartiendo
por todos lados mensajes dirigido a exacerbar el miedo de la gente a fin de que
se olviden los otros problemas y acepten la soluciones que ofrecen; o no es más
grave la cantidad de chicos que mueren por día a causa de la desnutrición o la
cantidad de vocaciones que se pierden por no poder estudiar? . Mis queridos
lectores ya doy por finalizado el presente trabajo, espero que les gusten o por
lo menos les sirva para pensar . Hasta luego.
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